El TDAH es un trastorno psiquiátrico crónico de origen biológico (neurológico) con una afección intelectual y psicomotora. Es heterogéneo, es decir, que puede ser muy distinto para cada persona. Tiene un efecto negativo sobre la autoestima de los que lo sufren y frecuentemente está relacionado con otros problemas como la depresión o la ansiedad. Generalmente se inicia en la infancia y está muy asociado al fracaso escolar. En niños puede producir un deterioro en la capacidad de desarrollarse en el ámbito académico, familiar y social. El tratamiento convencional con fármacos es eficiente pero puede producir perdida de apetito y estreñimiento.
Tipos y causas del TDAH
El Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad afecta entre un 2 y un 12% de los niños y adolescentes. Es más frecuente en hombres que en mujeres.
El 80% de los casos es por causa genética. Se cree que puede haber también causas ambientales que conjuntamente con factores hereditarios provoca el trastorno en el 20% restante, pero no está bien definido.
Se clasifica el trastorno en 3 tipo:
- Déficit de atención.
- Hiperactivo – impulsivo.
- Combinado: déficit de atención + hiperactividad e impulsividad.
En el TDAH existe un déficit de noradrenalina (hormona del estrés y neurotransmisor) en el cerebro que provoca hiperactividad e impulsividad y un déficit de dopamina (neurotransmisor del sistema nervioso central) que genera un procesamiento de datos defectuoso y problemas con la regulación de las emociones.
Tratamiento del TDAH
Generalmente se administran distintos tipos de medicamentos como:
- Metilfenidato o Dextroanfetamina: son estimulantes que bloquean el trasporte y la recaptación de la dopamina y la noradrenalina.
- Atomoxetina: no es estimulante, actúa inhibiendo un trasportador de la noradrenalina. Mejora la autoestima y las relaciones sociales sin crear dependencia.
- No suele ser tan efectivo como los fármacos estimulantes.
- Antidepresivos.
- Los tratamientos farmacológicos pueden tener efectos adversos que influyen a nivel nutricional. Es común encontrar:
- Pérdida de apetito.
- Bajadas de peso.
- Retraso de crecimiento.
- Trastornos intestinales como diarrea o estreñimiento, acidez, gases y flatulencias.
- Alteración de los sabores y sequedad de boca.
Consejos nutricionales para el TDAH / Dieta para el TDAH
Los bajones de azúcar en sangre acentúan la hiperactividad, la falta de atención y la impulsividad. Para evitarlo es necesario:
- Hacer 5 comidas al día repartiendo bien el aporte de hidratos de carbono.
- Rehuir el consumo de azúcares simples en forma de golosinas y refrescos.
- Potenciar el consumo de alimentos integrales y legumbres.
Hay algunos aminoácidos (moléculas que forman parte de las proteínas) tienen especial relevancia y son importantes a tener en cuenta:
- Fenilalanina y tirosina: son precursores de la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina, sustancias que normalmente se encuentran disminuidas en el TDAH. Los alimentos más ricos en estos aminoácidos son: la carne, el pescado, los huevos y los lácteos.
- Triptófano: es un precursor de serotonina que ayuda a mantenerse distendido y conciliar el sueño. Alimentos ricos en triptófano: huevos, lácteos (vaso de leche caliente), pescados, carnes, legumbres (soja), frutos secos y frutas (plátano, piña y aguacate).
- Metionina: es importante para la síntesis de colina. La colina evita la pérdida memoria, potencia el rendimiento intelectual y aumenta la concentración. Se encuentra en los huevos, la carne, los lácteos, el pescado, las semillas (sésamo), los frutos secos (nueces) y las verduras de hoja verde (nabos y espinacas).
Las necesidades de proteína se encuentran aumentadas (1,2g de prot/kg de peso en niños y 1 g de prot/kg de peso en adolescentes). Para llegar a este aporte recomiendo:
- Repartir los alimentos proteicos en diferentes comidas.
- En las cenas dar pescado u huevos, contienen proteínas de alta calidad y son alimentos de fácil digestión.
A menudo puede haber carencias de ácidos grasos esenciales que provoquen piel seca, eczemas y asma. Esto es debido a una mala absorción de las grasas o a una mala utilización de éstas por el organismo. Por lo tanto, hay que aumentar el consumo de grasas saludables de la dieta. Consejos para su consumo:
- Aportar nutrientes esenciales para un buen metabolismo de las grasas: cinc, magnesio, vitamina C y vitaminas del grupo B (B2, B3, B6 y B8).
- Aumentar el consumo de fosfolípidos, un tipo de grasa que da fluidez a las membranas celulares que ayudará a una mejor transmisión nerviosa. Dar yema de huevo, fruta seca, legumbres y germen de cereales (cereales integrales).
- Potenciar vitaminas antioxidantes (A, E, C) para proteger los ácidos grasos poliinsaturados de la oxidación.
Existe una tendencia a tener ferropenia, es decir, el hierro bajo en sangre. Para combatirlo se deben potenciar los alimentos ricos en hierro y vitamina C.
Todo el grupo de vitaminas B son muy importantes, especialmente la B1 o tiamina, que es precursora de neurotransmisores, y la B6 o piridoxina, que acostumbra a estar deficitaria y mejora la conducta. Alimentos ricos en vitamina B1: soja fresca, germen de trigo, carnes, pescados, frutos secos, legumbres o cereales integrales, especialmente en la avena. Alimentos ricos en vitamina B6: germen de trigo, sesos y vísceras, pescado azul, quesos curados, frutos secos, cereales integrales, legumbres y levadura de cerveza.
El calcio es un mineral involucrado en la producción y transmisión de impulsos nerviosos. En el TDAH puede haber una deficiencia en la transmisión nerviosa del sistema nervioso central. Para mejorarlo hay que potenciar los alimentos ricos en calcio y en nutrientes que ayuden a su asimilación (como la vitamina D, la lactosa y la vitamina C).
Hay algunos colorantes que pueden aumentar la sintomatología del TDAH. Estos colorantes que se deben evitar son: salicilatos, benzoatos, tartracina (E-102), Amarillo de quinoleína (E-104), Amarillo ocaso FCF, amarillo anaranjado (S E-110), Azorrubina, carmoisina (E-122), Rojo allura (E-129).